Alrededor del 28% de los conductores sufren de ansiedad al ponerse ante el volante, llegando en los casos más extremos a convertirse en una fobia como tal: la amaxofobia.
Falta de aire, palpitaciones, temblores, sudoración o tensión muscular son algunos de los síntomas que experimentan quienes padecen de esta aversión.
En muchas ocasiones, este terror está asociado a algún trauma relacionado con el coche, como puede ser haber sufrido un accidente catastrófico. Pero en otros casos, es simplemente un miedo que se va haciendo más y más grande con el paso del tiempo.
A diferencia de otras fobias, son muchos los que tienen que enfrentarse a ella por verse obligados a conducir, ya sea por su trabajo o por su vida cotidiana.
Pero no hay que preocuparse, porque todo problema tiene solución.
En los casos más extremos es recomendable asistir a terapia para erradicar el problema de raíz. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones es posible eliminarlo a través de lo que podríamos llamar ‘terapia de choque’:
El primer paso, evidentemente, es saber reconocer que el problema está ahí y querer ponerle un remedio.
El siguiente paso será ponerse al volante y aprender a relajarse poco a poco. Comenzar con el coche parado mentalizándose de que no hay ningún peligro, y luego empezar a conducir por lugares tranquilos, complicando poco a poco el recorrido.
Para estar completamente preparado para conducir solo, es fundamental tener la máxima confianza, tanto en el vehículo como en uno mismo. Y está claro que esa confianza solo se consigue con la práctica.
En Grupauto ofrecemos clases especializadas en recuperar la confianza y autonomía con el coche para aquellos que se ven incapaces de ponerse al volante, ya sea por miedo al mismo o por pérdida de costumbre. ¿Hablamos?
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